Francisco José Aranguren Urriza, nació en Pamplona (1958), donde vivió hasta terminar la carrera de Derecho. Sus estudios universitarios coincidieron con la Transición democrática en España. Fueron, según cuenta, años muy agitados en los que la violencia política de todo signo amenazaba el desarrollo de un proceso constituyente que los estudiantes de Derecho seguían con pasión en las aulas y que terminó con la aprobación por referéndum de una Constitución para todos los españoles, siendo para él un recuerdo imborrable el día que la votó. Según cuenta, vivió de cerca el terrorismo de ETA y le marcó fuertemente la complicidad de jóvenes de su misma edad y la opresión social que ejercían los violentos.
Se licenció en Derecho por la Universidad de Navarra, asistiendo a las clases de don Álvaro D’Ors, don Pedro Lombardía, don Amadeo de Fuenmayor , don Francisco de Asís Sancho Rebullida y don José María de la Cuesta Rute, entre otros profesores que le gusta recordar. Obtuvo una beca-colaboración en el Departamento de Derecho canónico y, sostiene, le hubiera gustado quedarse en la Universidad y hacer carrera docente pero la situación económica de su casa le decidió a preparar oposiciones a notarías, concediéndose para ello un plazo de máximo de tres años.
Preparó la oposición en Zaragoza, en la Residencia sacerdotal San Carlos, donde junto con otros opositores convivían en régimen monacal con sacerdotes jubilados de la Diócesis. Allí le sorprendieron, en los primeros meses de preparación, la muerte de John Lennon, el golpe de Estado de Tejero y el atentado contra el Papa Juan Pablo II. Pero la peor noticia con todo fue la reforma del Código civil de los años 1981-1982, que obligó a rehacer gran parte de los temas. De aquellos años recuerda siempre a sus preparadores: el primero, Epifanio López, fiscal aragonés inventor de un sistema acelerado de preparación; luego los notarios Javier Gimeno Gomez-Lafuente y José Javier Castiella Rodriguez. La generosidad de estos maestros la ha intentado emular después preparando opositores desde los primeros años de profesión.
En 1983 el triunfo en las oposiciones marcó su destino, unido desde entonces a su querida Andalucía. En Priego de Córdoba, uno de los pueblos más bellos de España, compró casa y formó familia. Y de allí se considera, pues allí tiene ya enterradas personas muy queridas. En 1986 concursó y obtuvo plaza en Los Palacios y Villafranca donde, dice, se hizo como notario, permaneciendo veintitrés años y siendo conocido por todo el pueblo al que guarda un gran cariño. Y sostiene que en las notarías rurales el notario es más notario y también es más cosas, además de notario. En marzo 2008, cuando todavía sólo apuntaba la crisis económica, se trasladó a Sevilla, ciudad cuya belleza cada día le emociona.
Preparó oposiciones restringidas en Madrid (1987-1989), con un pequeño grupo de notarios bajo la dirección de Victor Manuel Garrido de Palma, estudiando el proceso de reforma en curso de la Legislación española de sociedades. El fracaso en la oposición restringida fue superado mediante la publicación de una obra colectiva de ese grupo de notarios: “Las sociedades de capital conforme a su Nueva Legislación”. La obra llegó a tener tres ediciones, convirtiéndose en un referente en los estudios sobre la reforma. A ese libro siguieron luego muchos otros trabajos, siempre bajo el impulso incansable y tenaz de Víctor Garrido de Palma, maestro pero por encima de todo amigo, cuya dedicación al Derecho de familia en su ámbito patrimonial y empresarial ha merecido el reciente reconocimiento con la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort. De ésta y otras experiencias personales concluye que del fracaso siempre puede surgir algo nuevo y que el dolor puede trascenderse en alegría.
Con más de cuarenta años, se hizo realidad su sueño de dar clases de Derecho mercantil en la Universidad, permaneciendo durante más de diez años como profesor asociado en la Universidad Pablo de Olavide. En la actualidad es profesor honorario de la Universidad Hispalense de Sevilla, impartiendo clases en Derecho civil y colaborando en másteres tanto en materias de Derecho civil como de Derecho mercantil. Otros sueños también se le han realizado, según cuenta, habiendo publicado una novela y creado y dirigido una Editorial: “Ediciones El Desembarco”, que llegó a editar dieciséis títulos.
Ha desempeñado cargos en los órganos corporativos del Notariado, siendo miembro de distintas Juntas Directivas en el Colegio Notarial de Sevilla, como Secretario y vocal. Formó parte de la primera Junta Directiva del Colegio Notarial de Andalucía, siendo Decano don Antonio Ojeda Escobar, posteriormente elegido Presidente del Consejo General del Notariado. Actualmente es Tesorero en la Junta que preside como Decano don Salvador Torres Ruiz. Desde su experiencia de más de doce años, dice haber aprendido mucho en su dedicación a tareas corporativas, conociendo a personas de extraordinaria valía y dedicación, habiendo recibido siempre más de lo que dio. Se precia de haber participado activamente en el proceso de fusión de los cuerpos de Notarios y Corredores de Comercio y posteriormente en la fusión de los Colegios Notariales de Sevilla y Granada y sostiene que con todos los problemas de encaje que un proceso similar ocasiona, las tensiones acaban superándose y el resultado acaba siendo positivo. Le gustaría poner su experiencia al servicio de una fusión de los cuerpos de Notarios y Registradores de la Propiedad, si tal proceso fuese acordado por ambas partes en el futuro.
Se considera un notario con vocación universitaria y por ello le interesan no sólo la investigación y la docencia sino mantenerse conectado con los cambios sociales y las inquietudes e iniciativas de los notarios más jóvenes, a los que sigue a través de las Redes Sociales, lo que le ha llevado a participar, dice, en la iniciativa de poner en marcha este blog, abriendo la notaría virtualmente a todos los ciudadanos a los que el Notariado quiere mejor servir.