No solo de Derecho vive NotaríAbierta. Para refrescar los rigores del verano, recordamos que hoy se cumplen seis años desde que España ganó el Mundial de fútbol. Y ahora que, después de dos fracasos consecutivos (Mundial y Eurocopa) todo el mundo habla de fin de ciclo y el panorama balompédico se llena de nubarrones, tampoco está de más recordar que no siempre hemos sido grandes, especialmente a nivel de la selección nacional, por lo que es interesante rememorar algunos de los goles míticos de España.
No voy a remontarme a gestas perdidas (o casi) en el tiempo, como los goles de Sesumaga o Pichichi en la Olimpiada de Amberes de 1920, el de Zarra en el Mundial de Brasil de 1950 , o el no menos recordado de Marcelino en la final de la Eurocopa de 1964. Tampoco quiero repetirme con los goles que han propiciado los títulos más recientes y que todos, hasta los no aficionados, conocen de sobra. Quiero centrarme en algunos de los goles que hoy, ante las glorias conseguidas, casi se han borrado de la memoria, pero que en su día supusieron importantes hitos en nuestra historia futbolística.
Rubén Cano, 30 de Noviembre de 1977
Comienza este repaso a los goles míticos de España con un partido en el Estadio del Estrella Roja que la prensa de la época bautizó como La batalla de Belgrado. Era el último encuentro de la clasificación para el Mundial de Argentina de 1978 y tanto Yugoslavia como España optaban a la plaza en juego. A veinte minutos del final, Juanito lanza un balón en profundidad a Cardeñosa, que corre hasta la línea de fondo y centra pasado al segundo palo, donde Rubén Cano remata cruzado y bate al portero balcánico.
Salvando las distancias, este gol despertó en su momento una euforia similar a la del gol de Iniesta en Sudáfrica (al que recuerda vagamente en su ejecución). No era para menos. Hacía doce años que España no estaba presente en un Mundial. Aunque yo era un crío, recuerdo haber visto en la televisión el gol repetido hasta la saciedad en las semanas siguientes. Incluso hubo algún anuncio de una marca de electrodomésticos que lo utilizó como reclamo para vender televisores en color, y que empezaba con la frase: No cabía un alfiler en el pequeño Maracaná de Belgrado…
Enrique Saura, 20 de Junio de 1982
Se disputaba el Mundial de 1982 y España, la selección anfitriona, jugó la primera fase en el Estadio de Mestalla de Valencia. Después de un decepcionante debut ante Honduras, solamente valía la victoria, otra vez, frente a Yugoslavia. Peor no pudo comenzar el encuentro, pues a los diez minutos ya ganaban los yugoslavos. Cuatro minutos después un inexistente penalti (que además el árbitro ordenó repetir) permitía empatar a España. Al cuarto de hora de la segunda parte, López Ufarte lanza un córner, Quini no logra rematar de primeras, y cuando parece que el balón se marcha, aparece Saura en el segundo palo, engancha el balón en escorzo y marca desde el suelo.
Esa fue la única victoria de la selección en un campeonato desastroso, que al menos, le libró del ridículo de caer eliminada a las primeras de cambio.
Juan Señor, 21 de Diciembre de 1983
El tercero de los goles míticos de España es quizá el más recordado, aunque casi más por el “gallo” del locutor de televisión José Ángel de la Casa que por el gol en sí.
Último partido de clasificación para la Eurocopa de Francia de 1984 en el Estado Benito Villamarín de Sevilla. Hacía falta una goleada de escándalo frente a la débil selección de Malta. A seis minutos del final, y después de una jugada embarullada, Señor conecta un zurdazo desde la frontal del área que perfora por duodécima vez la meta del portero maltés John Bonello, quien años más tarde, en recuerdo de aquella goleada, también rodaría un anuncio para una marca de cerveza.
Antonio Maceda, 20 de Junio de 1984
Fase de grupos de la Eurocopa de Francia de 1984. España ha empatado a un gol sus dos primeros partidos contra Rumanía y Portugal y en el tercero se enfrenta a la entonces campeona de Europa y subcampeona mundial, Alemania Federal. En el último minuto Juan Señor centra desde el vértice del área y Maceda aparece para rematar de cabeza y superar al meta Schumacher. El gol clasifica a España (que luego sería finalista del torneo) y elimina a los alemanes.
Fernando Hierro, 17 de Noviembre de 1993
Otro de los goles míticos de España es el que marcó Hierro a Dinamarca en el Sánchez Pizjuán de Sevilla en el último partido de la clasificación para el Mundial de Estados Unidos de 1994.
Dinamarca era en ese momento la campeona de Europa y contaba con jugadores de muchísima calidad como los hermanos Laudrup. Para colmo de males el portero de España, Zubizarreta, fue expulsado al comienzo del partido y un jovencísimo Santiago Cañizares tuvo que debutar a marchas forzadas. A España sólo le valía ganar, y mediada la segunda parte, un saque de esquina de Goikoetxea lo remató a gol Hierro ante la indecisa salida del portero Schmeichel. Los daneses se quedaron fuera y España volvía a una gran competición después de no haber conseguido plaza en la Eurocopa de 1992.
Alfonso Pérez, 21 de Junio de 2000
Y para cerrar el elenco de los goles míticos de España, cómo no recordar otro partidazo frente a Yugoslavia. Fase de grupos de la Eurocopa de 2000 en Bélgica y Holanda, Estadio Jan Breydel de Brujas. Después de un pésimo inicio con derrota frente a Noruega, a España solamente le vale la victoria en el último encuentro frente a una potente selección balcánica, que contaba en sus filas con Jokanovic, Djukic, Mijatovic o Milosevic. En el minuto 90 el marcador es favorable a Yugoslavia por 3-2, que está con un jugador menos y se encierra en su área. Primero empata de penalti Gaizka Mendieta. En la jugada siguiente, a punto de finalizar el partido, Guardiola centra al área desde el medio campo, Urzáiz cabecea y le deja el balón botando a Alfonso que lo empala con la zurda y culmina la remontada.
España se clasifica para cuartos de final, aunque no pasaría de ahí. Fue el techo durante mucho tiempo…
Los que ya somos de una cierta edad hemos tenido la suerte de vivir las grandes alegrías de los últimos años y de maravillarnos con una generación de futbolistas probablemente irrepetible, pero también hemos conocido épocas más difíciles. En cualquier faceta de la vida no está de más mirar hacia atrás de vez en cuando y contemplar el camino andado. En estos tiempos en que la derrota se estigmatiza y no hay término medio entre el triunfo arrollador y el fracaso absoluto, es cuando hay que recordar que no siempre se gana, y por ello hay que disfrutar las victorias y relativizar las derrotas. Quizá las victorias que hoy nos parecen pequeñas e insignificantes y las derrotas que se antojan insuperables no sean sino las bases de futuras e importantes conquistas.
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