Argamasilla
Autor: Firma invitada
marzo 9, 2021
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Seguimos en Argamasilla de Alba, en el corazón de La Mancha y en el de la provincia de Ciudad Real, dando a conocer documentos notariales autorizados en la cervantina y quijotesca “Cueva de Medrano”. Los compañeros de “Notaría Abierta” me han acogido en su casa, que es la nuestra, brindándome su hospitalidad, compañerismo y cercanía; por ello me animé en una primera ocasión ( https://notariabierta.es/actas-notariales-en-argamasilla-de-alba-ciudad-real-i/ )  a narrar y contar el acta notarial que autorizó en 1953 nuestro compañero Antonio Vázquez Campo con ocasión de una jornada cervantina con diversos actos que quedaron recogidos fielmente en dicha acta.

Posteriormente (https://notariabierta.es/documentos-notariales-cueva-medrano-argamasilla-alba/ ) me hice eco de la constitución de la Fundación “Gregorio Prieto”, firmada por su promotor y fundador en el interior de la “Cueva de Medrano”, y en esta segunda ocasión se unió a la pintura de Gregorio Prieto y la literatura de Cervantes la intervención notarial y el recuerdo y memoria filial, pues esta segunda escritura de constitución de fundación fue autorizada en 1968 por mi padre José Antonio García-Noblejas y García-Noblejas quien entonces era notario de Tomelloso, debiendo atenderse las actuaciones en el lugar objeto del acta (en este caso, en Argamasilla de Alba) por el notario que servía la plaza de Tomelloso en aquel momento, distando ambas poblaciones apenas ocho kilómetros.

Años después, en mayo de 1992 y hasta el mes de junio de 2005 ejercí yo también como notario en la misma plaza o destino de Tomelloso, y como mis posibles lectores entenderán y comprenderán, a la satisfacción del ejercicio profesional se unía una mezcla de recuerdo, melancolía, memoria y agradecimiento a la persona y figura de mi padre (quien ya en esa época, por desgracia, no estaba entre nosotros pues había fallecido en 1989). En aquellos años que fui vecino de Tomelloso ejerciendo como notario me vino muchas veces a la memoria una anécdota que tanto me gusta recordar y difundir entre familiares y amigos míos, la de aquel matador de toros que llega a una población para torear en una tarde importante, y a pesar de la expectación y entusiasmo que levantaba el diestro allí donde iba estaba en esa ocasión el maestro melancólico y con apariencia triste, como si tuviera la cabeza en otro sitio; ante esta situación algún aficionado o quizás un banderillero de su cuadrilla le pregunta “Maestro, con las ganas que tiene la gente de verte triunfar en su pueblo, en su plaza ¿a cuento de qué viene esa cara de tristeza y ausencia?” Y el torero, el maestro, con una media sonrisa, queriendo agradecer los ánimos pero a la vez atenazado por la morriña y los recuerdos contestó mirando al cielo y con un punto de emoción: “…pues ¿sabe lo que me ocurre, lo que me pasa? Que en esta misma plaza, en este mismo lugar donde nos encontramos ahora, toreó muchas tardes mi padre”.  Pues eso le pasó más de un día y más de dos a quien estas líneas escribe durante mi ejercicio como notario en Tomelloso. Y es que a veces, como le ocurría al torero en esta anécdota, en la vida nos llenan las presencias…pero también nos duelen –y mucho- las ausencias.

Bueno, perdón, que me han venido a la memoria los recuerdos y también yo me he puesto melancólico. Sigamos: en 1995 había sido convocado en Argamasilla de Alba el Coloquio Internacional Cervantino que tendría lugar entre el 9 y el 12 de noviembre de aquel año, siendo la sede de las distintas intervenciones, ponencias y conferencias –como no podía ser de otro modo- la “Casa de Medrano”, en cuyo subsuelo se encuentra la famosa cueva.

Estos encuentros internacionales tienen lugar en distintas poblaciones todas ellas con sólidas raíces cervantinas (Alcalá de Henares, Esquivias, El Toboso…y ¡claro está! Argamasilla de Alba) convirtiéndose en lugares y encuentros de profanas peregrinaciones con asistencia de eruditos, investigadores, catedráticos, profesores, filólogos, lingüistas…todos ellos de primerísimo nivel que disertan y exponen tesis y argumentos acerca del “Quijote”, visto desde los temas más dispares y distintos que pudiera pensarse. Estos expertos tienen nombre y apellidos: José María Casasayas, Daniel Eisenberg, Jean Canavaggio, Santiago López Navia, Juan Bautista Avalle-Arce, Felipe Pedraza…y un largo etcétera.

Argamasilla

Entrada principal a la “Casa de Medrano”

 

Pues bien, con ocasión del referido Coloquio Internacional Cervantino, entre otras muchas iniciativas, se pensó en la elaboración de una edición especial de algunos textos cervantinos y la especialidad -que no la novedad, como ahora veremos- consistía, entre otros aspectos, que dicha edición tuviera lugar en la misma “Cueva de Medrano”, en el lúgubre y quijotesco lugar. Y como el paso del tiempo borra muchas cosas y la memoria flaquea  también con el transcurso de los años generando dudas e incertidumbres, se tuvo a bien levantar acta notarial de aquella edición y de tal acontecimiento.

El asunto no era baladí, tenía su importancia. En el ocaso del siglo XX, en 1995, se quiso recordar y homenajear con métodos, utensilios y herramientas técnicas modernas y propias de nuestros días lo que bastante tiempo atrás había acontecido y sucedido también en la “Cueva de Medrano”.

Volvamos atrás en el tiempo y me explicaré: en los años 1862 y 1863 distintos personajes de la época tramaron e idearon una empresa que sin duda merece el nombre de quijotesca por lo que de aventura, esfuerzo y lucha frente a la adversidad tuvo la misma. Protagonistas de aquella hazaña –ahora tendrán ocasión de comprobar ustedes que más bien habría que calificarla de locura- lo fueron el infante Sebastián Gabriel de Borbón, Gran Prior de la Orden de San Juan y quien acababa de adquirir un año antes la propiedad de la llamada “Casa del Alcalde Medrano” popularmente conocida como “Casa de Medrano” (Argamasilla de Alba era uno de los territorios pertenecientes a la Orden de San Juan); también resalta en esta empresa la figura del dramaturgo Juan Eugenio Hartzenbusch, autor del prólogo de la edición de los cuatro tomos del Quijote, edición que corrió a cargo del impresor Manuel Rivadeneyra (con él concluye la trilogía de protagonistas de esta magna empresa), quien trasladó su imprenta expresamente y sólo para este fin –camino de ida y vuelta desde Madrid a Argamasilla de Alba, y posterior regreso- con todos los elementos y materiales de gran tamaño y artificio que integraban aquellas maquinarias de las imprentas del siglo XIX. Además téngase en cuenta que el transporte se hizo en tren desde Madrid hasta la estación de la pequeña aldea de Cinco Casas y desde este apeadero de la vía férrea en carros hasta Argamasilla de Alba, que entonces carecía de tren. Ahora comprenderemos más fácilmente la calificación de quijotesca de aquella ensoñación y aventura literaria.

Otra circunstancia más a tener en cuenta: el desembarco de aquel desconocido y extraño artificio en la población de Argamasilla de Alba sería sin duda impactante y novedoso pues en aquellos años el número de habitantes de la villa no era muy elevado, con población dedicada exclusivamente a la agricultura y con un nivel de analfabetismo ciertamente importante.

Ese constante ir y venir de personas llegadas expresamente desde Madrid que de los carros bajaban la sofisticada maquinaria hasta el interior de la “Cueva de Medrano” y una vez allí volver a montarla pieza a pieza quedando finalmente la imprenta apta para su habitual uso no cabe duda que debió ser motivo de distracción, entretenimiento, asombro y admiración entre los vecinos del lugar, dando ocasión sin duda a los más variados y dispares comentarios y chascarrillos entre ellos.

Si importante fue el desplazamiento de toda la imprenta no menos lo fue la movilización de operarios y técnicos que se concentraron en Argamasilla de Alba llegados de diferentes lugares, incluso desde fuera de España: D. Ramón Simón y Badía (de Barcelona); D. Miguel Claros (de Alicante); D. Pascual Canal (de Vich); D. Antonio Briones y D. Maximiliano Palomino (ambos de Argamasilla de Alba); D. Luis Godrón (de París); y D. Cesáreo Fernández (de Madrid).

“El texto de esta edición se ha impreso en Argamasilla de Alba, en la misma casa donde, según es fama, estuvo preso Miguel de Cervantes. Con este motivo se llevó allá material completo de imprenta. El local no es el más a propósito para sacar una impresión exenta de defectos; parte del día se ha trabajado con luz artificial: se ha hecho lo que se ha podido. Se dio principio a esta edición el 23 de octubre de 1862, según consta por acta del mismo día, ante los dignos individuos del Ayuntamiento…Se concluyó la tirada del último pliego el día 8 de febrero de 1863”. Estas palabras están extraídas del preámbulo a la edición del llamado “Quijote de Rivadeneyra”.

Argamasilla

Del prólogo a la edición del “Quijote” realizada en el interior de la “Cueva de Medrano” (1.863).

Dos ediciones se hicieron, una rústica y otra de bolsillo; dos mil ejemplares integraron esa primera edición (el alcalde de entonces en Argamasilla de Alba, don Antonio Millán, tiró el primer pliego en presencia del editor Rivadeneyra y del literato Hartzenbusch). Poco después, el 9 de mayo de 1863 –y siempre en la “Cueva de Medrano” donde la imprenta seguía estando instalada- empezó Rivadeneyra una segunda edición del Quijote siendo en esta ocasión el Infante D. Sebastián Gabriel de Borbón al que correspondió el honor de tirar el primer pliego.

…Y de los años 1862/1863 al año 1995. El 4 de octubre de 1995, ciento treinta y tres años después, vuelve a ser la “Cueva de Medrano” lugar y testigo fiel de la transcripción de textos cervantinos; la cueva vuelve a engendrar vida literaria, de modo y manera laica y seglar como en el portal de Belén se engendró la Vida. Apenas ha transcurrido una centuria y algo más del tercio de otra y ya todo no es igual, muchos cambios se han ido sucediendo: España ha visto pasar guerras carlistas, la revolución de la “Gloriosa”, ocaso de la monarquía y restauración de la misma, dos repúblicas, Guerra Civil, régimen de Franco, la monarquía del rey Juan Carlos…un sinfín de aconteceres históricos y de muy diverso signo.

Tampoco es hogaño Argamasilla de Alba la de antaño: villa agrícola, con alguna industria, que en el panorama cultural de la provincia y de la región tiene nombre y vida propia; han defendido ser “el Lugar de La Mancha” contra viento y marea, contra los unos y los otros…y contra los de más allá. Su “Cueva de Medrano” es desde hace años santo y seña, punto de encuentro y lugar de peregrinación turística y cervantina de viajeros y estudiosos de la materia de todo el orbe.

 

 

Edición textos cervantinos y acta notarial (1.995).

 

 

Y en 1995 no hubo trasiego de personas ni compleja instalación de prensas de imprenta. Todo fue más sencillo, aunque la emoción y sentimiento no varió mucho –creo, y esta es la impresión que como notario autorizante recuerdo y retengo de aquél momento- en 1995 de la que sin duda tuvieron en 1862/1863: cinco personas, más el que estas líneas escribe y redacta, seis en total y un “soporte informático instalado sobre mesa rústica”, como ahora tendremos ocasión de comprobar y leer en el acta que transcribo de la copia simple que, como preciado y precioso recuerdo, guardo y custodio entre mis papeles y notas más queridas y por mí estimadas. Dice así:

—————————————————“ACTA————————————————-

 ———————– NUMERO DOS MIL DOSCIENTOS TREINTA Y TRES—————-

 En la “Casa de Medrano”, villa de Argamasilla de Alba, a cuatro de octubre de mil novecientos noventa y cinco.

   Yo, IGNACIO GARCIA-NOBLEJAS SANTA-OLALLA, Notario del Ilustre Colegio de Albacete con residencia demarcada en la inmediata población de Tomelloso, hago constar que, a instancia y requerimiento del Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de Argamasilla de Alba Don Cayo Lara Moya comparezco en la “Casa de Medrano”, sita en calle Cervantes, para DAR FE de que, en esta fecha y lugar, van a ser transcritos textos cervantinos como acto previo a la impresión de los mismos, con ocasión del Coloquio Internacional Cervantino de Argamasilla de Alba que se celebrará del día 9 al 12 de Noviembre del año en curso, eligiéndose la cueva ubicada en el sótano de esta Casa pues, según la tradición, fue morada y prisión de D. Miguel de Cervantes Saavedra en tiempos del Alcalde Medrano y donde se dice escribió la primera parte de la celebérrima obra “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” y, además, hay constancia documental que en esta misma cueva y en el año de 1863 por iniciativa del escritor Hartzenbusch y el impresor Don Manuel de Ribadeneyra se instalaron útiles de una imprenta elaborándose una edición completa del “Quijote”.

   Se hallan presentes, además del Sr. Alcalde y Presidente de la Comisión Institucional del Coloquio Internacional Cervantino de Argamasilla de Alba D. Cayo Lara Moya, Don Ramón González Martínez en su condición de Vicepresidente y responsable del Área de Cultura de la Diputación Provincial de Ciudad Real, Don Joaquín Menchén Carrasco, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Argamasilla de Alba y Don Pedro Padilla Zagalaz, Director de la Casa de Cultura de Argamasilla de Alba.

   A las veinte horas y quince minutos los señores Menchén Carrasco y Padilla Zagalaz comienzan la transcripción de los sonetos y epitafios incluidos en la primera parte de la obra cervantina (“Quijote” I, 52) cuyo texto inicial comienza así “LOS ACADEMICOS DE LA ARGAMASILLA, LUGAR DE LA MANCHA, EN VIDA Y MUERTE DEL VALEROSO DON QUIJOTE DE LA MANCHA, HOC SCRIPSERUNT”.

   Para la transcripción se utiliza un soporte informático instalado sobre mesa rústica ubicada en el interior de la cueva y, según manifiestan los señores Menchén Carrasco y Padilla Zagalaz durante la labor de transcripción, se han utilizado para la ocasión los textos cervantinos remitidos por Don José-María Casasayas Truyols.

   A las veintiuna horas y quince minutos concluye la transcripción total de los mencionados sonetos y epitafios.

   Y para su fehaciente constancia levanto yo, el Notario, la presente acta que conmigo suscribe el señor requirente Don Cayo Lara Moya”.

La prensa de entonces se hizo eco del acta notarial que acabo de transcribir: “El Quijote del Congreso Cervantista incluirá sonetos de “Los Académicos”, titulaba el diario provincial “Lanza” en su edición del 7 de noviembre de 1995. Seguimos leyendo tras dicho epígrafe: “El Centro Cultural Casa de Medrano de Argamasilla de Alba sirvió de marco a la transcripción informática ante notario de los sonetos y epitafios que Miguel de Cervantes atribuye a los “Académicos de la Argamasilla” al final de la primera parte del Quijote…Mediante esta ceremonia se ha pretendido emular al editor Manuel Rivadeneyra, autor en 1864 de una impresión del Quijote que se convirtió en histórica tanto por su cuidada edición como por el hecho de que se imprimió físicamente en la Casa de Medrano, entonces un viejo caserón manchego,…un práctico ordenador portátil ha servido para teclear en el histórico lugar las loas de los académicos al ingenioso hidalgo. De esta manera, se ha erigido simbólicamente el testigo de las pesadas linotipias que Rivadeneyra transportó desde Madrid a la cueva. Los sonetos y epitafios junto con la certificación notarial que da fe del escenario donde fueron transcritos, cerrarán una edición limitada del Quijote que saldrá a la luz con motivo de la celebración en Argamasilla de Alba del VII Coloquio Internacional “Perspectivas en los Estudios Cervantinos”…”.

 

IGNACIO GARCIA-NOBLEJAS SANTA-OLALLA, notario de Madrid

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