El pasado 9 de Junio, tuve el privilegio de que me invitaran a una ponencia en las IV Jornadas Inmobiliarias de Andalucía. El tema propuesto era “Los tratos preliminares en la intermediación inmobiliaria”, aunque yo prefería llamarla “Por qué le llaman amor cuando quieren hablar de sexo”.
Si queréis conocer la historia de la ponencia, podéis visitar mi blog, donde la reproduzco, pero la verdadera historia, la viví con Justito El Notario, y he decidido compartirla por esta vía. Justito, ha contado aquí su propia versión del asunto.
La desvirtualización de Justito El Notario y Notarioalcala
Podría deciros que es la historia de una desvirtualización con un amigo digital (sinceramente no sé si la palabra digital sobra…como veréis) al que por otra parte ya había desvirtualizado con anterioridad; por lo que en realidad es la historia de la desvirtualización con una familia digital.
Tras Justito El Notario (@justitonotario) está uno de los miembros de este blog (de hecho el alma máter del mismo), y aunque creo que pocos son los que no conocen su identidad real, en esta ocasión voy a seguir manteniendo el misterio, aunque aquí podréis ver nuestras caras.
Tanto Justito El Notario como yo, sabíamos que ese día estábamos en Sanlúcar de Barrameda; si bien, yo iba a dar la ponencia, y él iba con la familia y unos amigos para aprovechar una fiesta de su localidad; de hecho queríamos vernos, aunque yo iba con el tiempo justo, y él estaba con la familia.
Sinceramente dudaba que hubiera tiempo para que nos viéramos, sin embargo, confieso que no dejaba de albergar esperanzas.
El tiempo era tan justo, como que tenía a unas personas citadas a las dos de la tarde, y yo tenía que hablar a las siete y media.
No me cabía otra que comer un bocadillo conduciendo (el por qué comí un bocadillo, y no lo que yo llamo “papas hueveras” es algo que los editores de este blog me piden censurar).
No quería sufrir mucho con el calor que hacía, así que en la tienda de enfrente de la notaría me encargué un bocadillo de carne mechada, al que le puse un tomate de Los Palacios con sal.
Huelga decir, que no soy Fernando Alonso, por lo que comer un bocata mientras conduzco, hizo que me condecoraran con un precioso lamparón de tomate en la camisa (con el que no tuve más remedio que dar la ponencia).
Visto el lamparón, y dado que estaba justo a la altura de donde ponen las medallas, no me cabía otra que dejarme la chaqueta puesta; no es que quisiera dar la charla en mangas de camisa, lo cual para ser el primer día que en Andalucía apretaban más de 40 grados, no hizo que tuviera mejor humor.
Llegando a Sanlúcar de Barrameda veo un Whatssap de Justito El Notario en el que me dice que ya ha llegado al pueblo y que dónde es la conferencia, por lo que mientras iba al Palacio de los Guzmanes le mando la geolocalización, por si se animaba a venir.
En esto que ven mis ojos una fuente de “pescaito frito” tras la cual andaba un grupo de turistas.
No pude por menos que maldecir mi suerte, eso era comida y no el bocata que me había comido mientras conducía.
Los ojos se me iban tras los chocos, las acedías y las cervezas heladas que estaban encima de la mesa.
En esto que oigo…..¡COÑO PACO!
Resulta que no había reparado que en la mesa, de todos los asistentes, el primero de ellos era Justito El Notario.
Sinceramente no sé si nos dimos un abrazo o un achuchón, pero lo cierto es que sólo el que tiene amigos digitales y los ha desvirtualizado puede entender lo sincero y cariñoso que es el encuentro con alguien a quien tratas frecuentemente pero nunca ves en persona.
Huelga decir que me presentó a todos sus amigos, pero especialmente a Doña Justa y Justito Jr; sin embargo hay dos cosas que sucedieron y que resultan difíciles de explicar.
Doña Justa sonreía, sonreía con una sonrisa franca, y miraba a los ojos; la sonrisa se convirtió en franca carcajada cuando le comenté que esperaba que no se tomara a mal compartir a su marido conmigo tantas veces (raro es el día que por twitter o por whatsapp Justito El Notario y yo no nos tiramos un buen rato discutiendo: desde cómo llevar este blog, hasta como firmar una escritura, pasando por las anécdotas más variopintas que nos ocurren).
Pero el que me sorprendió más fue Justito Jr, todo un personaje, al que por supuesto conozco virtualmente, pero al que su padre le dijo…”mira Justito, este es Paco Rosales”; obviamente el niño no se llama Justito, pero inmediatamente entendió el nombre y también sonrió, al tiempo que me comentaba que jamás me dejaría su monopatín eléctrico (ni a mí ni a José Carmelo Llopis Benlloch -que es otro que suele compartir “batallas digitales”, y forma parte de esa familia digital-).
Estaba claro, yo formaba parte de su familia, y ellos formaban parte de la mía.
Lo peor de todo, es que estoy acostumbrado a escribir en mi blog, y no me importa hablar en público, pues todo Notario hace exámenes orales para acceder a la profesión.
Sin embargo, entre hacer un examen oral y dar una ponencia a unos profesionales media un mundo, y tengo que confesar que estaba muerto de miedo y de nervios.
Justito El Notario no dudó en decirme.. “si puedo, suelto a la familia y voy a verte”.
Estaba de vacaciones, es tan Notario como yo, y sé perfectamente lo poco habitual que es poder tomarse unos días libres para disfrutar de la familia; simplemente me di cuenta de que yo para él formaba parte hace tiempo de esa familia.
Era un congreso muy serio y con ponencias muy importantes; haciendo tiempo, mientras me tocaba hablar, pude ver la maravilla que es el Palacio de los Guzmanes (por cierto. y si no me equivoco, en gran medida culpable del famoso artículo 811 del Código Civil).
Mandé a Justito El Notario un whatsapp indicándole que tenía que venir con sus amigos a verlo, porque tomarse un café o una copa en su patio o en el mirador es una auténtica delicia.
No habían pasado ni quince minutos, cuando recibo una llamada.
Justito se había duchado y arreglado lo mejor que había podido contando con que estaba de vacaciones, había dejado a Doña Justa, a Justito Jr y a todos sus amigos; simplemente quería tomarse una copa con un amigo, oírme hablar y darme un poco de tranquilidad.
Por supuesto que cayó esa copa, y di muy tranquilo mi ponencia (pues me sentía arropado por un amigo), el qué y de qué hablamos durante esa copa, como diría nuestra amiga común María Jesús Montero Gandía….esa es otra historia.
3 Comentarios