Pongámonos en situación: Llevaba diecisiete años en una Notaría del Norte de España muy cómoda, –quizás demasiado-, en “zona de confort” (como se dice ahora) y por mor de circunstancias personales y profesionales, pido plaza en una Notaría de primera clase cercana a Madrid capital. Contra todo pronóstico me dan la plaza y aquí “aterrizo”.
“Ya eres Notario de primera”, me dijo mi compañero: tengo para mí que con casi treinta años de carrera eso ahora no parece relevante.
Antes que nada decir que lo más llamativo del cambio ha sido el “ritmo”: es bien sabido que en Madrid el ritmo es distinto, todo es más rápido, todos –yo el primero, ya que es muy contagioso- demandamos las cosas para ya, no nos gusta que nos hagan esperar. Un amigo de provincias me decía no ha mucho que en el Metro de Madrid corría –aún sin tener prisa- ya que todos lo hacían. Esta semana un taxista en la capital me confesaba que prefería mil veces sus destinos previos en Afganistán e Irak (era ex militar), a su empleo actual en el que llevaba muy poco tiempo, porque la gente era muy impaciente: decía –quizás exageraba- “llevo un mes sin dormir por el estrés” (“y eso que ahora tiene Google Maps o Waze”, pensé yo).
Entremos en materia
Bodas
Aquí hay muchas bodas, yo había autorizado alguna, pero nada que ver: los Viernes es el día de las bodas. Y ha habido de todo: desde el testigo, padre de la novia, que vino una hora antes y quería firmar y e irse sin esperar a su hija, ya que tenía que entrar a trabajar, hasta el extranjero que se presentó indocumentado (traía una simple fotocopia del pasaporte), y ante mi negativa a autorizar, marchó del despacho muy enfadado, con la novia y los testigos. Al cabo de una semanas autoricé la boda, ya que trajo testimonio del pasaporte hecho por la Policía Nacional pues tenía orden de expulsión del territorio nacional. Se dio el caso de otros extranjeros que venían con un solo testigo: les dijimos que necesitaban otro, más dijeron que aquí no conocían a nadie. Al cabo de un tiempo, “encontraron” una testigo. Muchos contrayentes piden acto seguido de la ceremonia justificante para el trabajo.
En definitiva hay bodas y bodas: en algunas le he tenido que insinuar tímidamente a los novios que si querían –debo ser un sentimental- darse un beso si lo veían conveniente, o una foto para inmortalizar el acto, aunque a saber las circunstancias de cada caso. Normalmente no son multitudinarias, cuatro personas a lo sumo, los novios y los testigos, si bien recuerdo unos originarios de Andalucía que se presentaron con diecisiete acompañantes y con alegría desbordante.
Testamentos
En materia de testamentos, un día vino un matrimonio mayor que quería testar: les tomé los datos y cuando estaba en mi despacho redactándolos, el marido llama a la puerta y me dice: “No se olvidé señor Notario de la Cautela Socini”. Le contesté que por supuesto la iba a incluir. En el momento de la firma por curiosidad le pregunté si era abogado: me dijo que no pero que lo había leído en Internet. La gente está muy informada y muchas veces no se fía: un firmante de una póliza de leasing me pidió al final de una mañana complicada, que le calculase sobre la marcha la carga financiera porque no se creía la que aparecía, y ello a presencia de los apoderados del Banco. Confieso que utilicé el comodín de la llamada.
También he tenido varios testamentos en los que las otorgantes eran mujeres maltratadas, que me confesaron tener miedo real de sus parejas –con orden de alejamiento- y querían regular su sucesión, excluyendo a aquéllos de la administración de los bienes que pudieran heredar sus descendientes. Lo cual me recuerda un reciente poder que autoricé para pedir un “legajo de nacimiento” en el Registro Civil Único de Madrid, porque sospechaba el poderdante que la firma del padre estaba falsificada y que podría tratarse de un “bebé robado”.
Cárceles
En Alcalá (la popular Alcalá-Meco) hay tres cárceles: Madrid I, de mujeres (con casi 800 reclusas), Madrid II, de hombres (1.200 reclusos), y por último, la Prisión Militar, que actualmente es la única en toda España. Ello motiva que nuestras visitas a la cárcel sean más que frecuentes y anécdotas, unas cuantas. Desde el marido de la interna que me esperaba en el control de seguridad para “impedir” que su mujer otorgara un poder a un tercero, hasta el que me preguntaba si yo creía que él podía ser un capo de la droga como decían de él.
Reconozco que la primera vez que fui, me impresionó: ahora, todo me es más natural, lo que no quita el reconocer el drama humano que hay siempre: tengo en mente el caso de un chico que no tendría treinta años que me preguntaba sobre mi carrera; estaba haciendo Derecho por la Uned: aparentaba ser buen chaval incapaz de hacer mal a nadie; le pregunté cuánto llevaba en la prisión, “cinco años y aún me quedan unos cuantos”, contestó. No pude evitar preguntarle qué había pasado. Dejaré su respuesta en el tintero, pero es duro ver de qué manera se pude “enredar” una vida.
Un día vino al despacho un compañero Notario de otra plaza, interesándose vivamente por una ratificación que había de hacer un recluso. Me acercó en su coche a la entrada de la prisión; al entrar en su coche vi una monda de plátano: me dijo que esa era su comida del día. Sobre la actuación notarial en las cárceles recomiendo un muy buen trabajo de nuestro compañero Notario de Valdemoro, Manolo Vara.
Actas
Ocupas
En materia de Actas notariales, la novedad es la de los “pisos ocupados”, o mejor aún, recién desocupados. En mi anterior destino no había “ocupas” o al menos no tenía noticia profesional de ellos: aquí es relativamente frecuente y nuestra actuación ciertamente muy compleja. Desconocía –mi ignorancia sobre la materia era mayúscula- que había puertas anti-ocupas, las cuales también eran violentadas.
LCCI
Acabo este pequeño recorrido con las famosas “actas previas” de la nueva LCCI. Aquí hemos tenido de todo, al igual que seguro que los demás compañeros que puedan leer estas líneas. Tras la experiencia desde la entrada en vigor de la Ley, empiezo diciendo que el Acta versará sólo sobre el préstamo, no sobre la venta: un prestatario me decía y repetía que en la habitación del fondo no le cabían dos camas, tal y como venía en el plano o no al menos en la forma que en él aparecían dibujadas.
Alcalá de Henares, 20 de Septiembre de 2019
Plácido Barrios Fernández, Notario de Alcalá de Henares, cumple un año en su primer destino “de primera” y nos lo cuenta. Se agradece mucho la colaboración en un momento en que notaríAbierta está un poco baja de ritmo. Espero que su “diario de a bordo” de su último año después de casi 30 años de profesión anime a otras colaboraciones y a recuperar el ánimo de este gran proyecto a quienes formamos parte de él. Gracias compañero, repite cuando quieras.
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